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lunes, 5 de agosto de 2013

LA MEMORIA EMBLEMÁTICA DE LA INSURGENCIA APRISTA EN AYACUCHO DE 1934.

ANTECEDENTES DE LA INSURGENCIA APRISTA EN AYACUCHO

El régimen de Sánchez Cerro hizo aprobar la ley de emergencia y seguridad interior para clausurar los locales y la prensa aprista desde principios del año de 1932. A partir del mes de  Marzo de 1933 se pisoteó la soberanía popular cuando se publicó la: “Ley Nº 7717 donde el Presidente de la República y el Congreso Constituyente dieron la siguiente Ley: Artículo Primero: Declárese vacante los siguientes representantes: por Ayacucho ejercida por don Arístides Guillén Valdivia (…)”[1]. Según Cotler (1992)  esta confrontación colmó cuando “el día 30 de Abril Sánchez Cerro fue asesinado, en efecto, la Asamblea Constitucional le otorgó el mando al Gral. Benavides, quien impidió el vacío político que pudieron aprovechar los apristas”[2]. Sin embargo, Benavides se encontró con un panorama político complicado, puesto que en el ámbito internacional el país enfrentaba un conflicto con Colombia por los problemas limítrofes; en el plano interno, el país por la crisis económica existía un descontento popular –liderados por el Apra- sin embargo, Benavides intentó una tregua política con los Apristas, para lo cual se estableció un gobierno de paz y concordia, Haya de la Torre fue amnistiado, y restableció las libertades públicas, no obstante que, esta acción tuvo oposición del sector oligárquico –a la que él perteneció-. La Unión Revolucionaria y el diario Comercio pasaron a ser oposición, acusando al gobierno de lenidad y complicidad  con el Apra, que desde el punto de vista de Cotler “esta situación pudo llevar a la desintegración de la clase dominante  y del Ejército. Ante esta situación el Presidente optó por postergar  indefinidamente la realización de sus compromisos respecto al restablecimiento de sus libertades públicas y la convocatoria de las nuevas elecciones”[3]. La tregua política sólo duró menos de un año, de tal forma que reiniciaron las pugnas entre el gobierno y el Apra. Las persecuciones comenzaron y los apristas llamaron a una insurgencia popular que fueron una de las tantas modalidades de la lucha política, donde pretendieron no sólo tomar el poder, sino que también transformar las condiciones sociales del país. En esas circunstancias el líder aprista en Ayacucho Dr. Arístides Guillén Valdivia en un diario local, reaccionó a estos acontecimientos y que manifestó lo siguiente:
“La verdad es que la mirada la situación interna de la nación desde un plano principista, vivimos en el más completo desorden dentro de una apariencia y tranquila. En la práctica, el gobierno ha visto en el aprismo el mayor obstáculo para su realización de sus planes de acción exclusiva en su provecho personal o de grupo con menosprecio de los sagrados intereses del pueblo. La consiga de gobierno es anular por todo los medios  y por todas las artes la determinante acción del pueblo en la lucha electoral que debiera realizarse (…) Pero el aprismo vive alerta, sabemos controlar la actitud oficial, cualquiera que sea la táctica”[4].
Fue entonces Guillén Valdivia, consciente del Apra como el primer partido de masas, el primer partido institucional, en la historia del país, que en muy poco tiempo había logrado asentarse como la oposición más importante de la política peruana, y, en Ayacucho en este periodo los militantes apristas estuvieron acosados, inclusive sancionados económicamente por defender los ideales de Haya de la Torre, como se muestra en el siguiente documento: “Que impuso una multa de cien soles de oro a don Fausto Carrera, por la falta punible que cometió al hacer la propaganda sediciosa del Apra, y que la multa coactiva fue destinada a las obras públicas (…)”[5]. De la misma forma el comisario del cuerpo de seguridad reportó al Prefecto departamental que: “Salvador Ivazeta junto con José Velarde Orcasitas y Guillermo Artemio Arriarán en estado ebriedad dio vivas al Apra, en voz baja, sin que los demás que se encontraba  a sus lado hayan secundado (…)  se le impuso al expresado Ivazeta  con el respectivo arresto (…)”[6]. Otro informe policial esta vez  del Teniente comisario al Prefecto, en el cual comunicó  que: “por disposición del Subprefecto lo tenía detenido a don Jerónimo Gamarra Galindo por haber vivado al Apra”[7].  Es necesario destacar, asimismo, que los apristas en aquellos años estuvieron vigilados y vulnerados hasta sus correspondencias, prueba de esa acción se muestra, uno de los informes del Subprefecto de Parinacochas al Prefecto departamental donde: “remitió  una serie de boletines de propagandas apristas  que fueron incautados en el correo (…) enviados a los elementos apristas como son Eduardo Bustamante, Celestino Mendoza Enrique Lama entre otros”[8]. Por estas cuestiones los ánimos de los apristas estuvieron encendidos para un posterior insurgencia y que en la revolución demostraron que el aprismo era un movimiento esencialmente comprometido con la defensa de las plenas libertades.
En la misma época llegó de la capital un emisario que trajo un mensaje del jefe para los aprista de Ayacucho. Aquel emisario fue Raúl Cáceres miembro del Comité Ejecutivo Nacional del partido aprista y fue también uno de los 23 representantes despojados de su puesto de parlamentarios  por la tiranía de los 16 meses. Aquí el mensaje según el detalle:
“Compañeros apristas del departamento de Ayacucho a Ustedes mi fraterno saludo aprista. Los aprista de todo el Perú hemos demostrado que no nos vendemos ante la amenaza y el ensañamiento y especialmente en Lima, donde la campaña civilista contra nosotros ha culminado y suplimos resistir con entereza y mantenernos hasta hoy la fuerza de nuestra organización y a la de nuestro destino”[9]
Las sublevaciones fueron planificados para realizar a nivel nacional, tal vez se apresuraron con la promulgación de la Ley No 7918 del día 08 de  Noviembre de 1934 en la que el gobierno nacional aplazaba  las elecciones de Senadores y Representantes, cuyo tenor mostramos aquí:
“El Presidente de la República.-por cuanto: el Congreso Constituyente ha dado la ley siguiente. Artículo 1º  Aplazase la elección de Senadores y Representantes que deben realizarse el  11 de Noviembre del Presente año. Artículo 2º.- el Poder Ejecutivo designará la fecha de las elecciones de Senadores y Representantes una vez que se haga depurado el registro Electoral Nacional. Y se encuentren debidamente constituidos todos los organismos electorales. Artículo 3º.-En el caso de que se declare nula  la elección que favorece a un candidato, el Poder Ejecutivo convocará inmediatamente a elección parcial para reemplazar al inhabilitado: Comuníquese al Poder Ejecutivo para su promulgación: casa de Congreso en Lima a los siete días del mes de Noviembre de mil novecientos treinta cuatro. Clemente Revilla. Presidente del Congreso. M. Wenceslao Delgado. Secretario del Congreso.
Por tanto: mando se publique y cumpla  dado en la casa de gobierno en Lima a los ocho días del mes de Noviembre de 1934: O. R. Benavides A. Henriod”[10].

El día 24 del mismo mes el partido aprista fue declarado ilegal. Entonces los ánimos de los seguidores de  Víctor Raúl se exacerbaron aún más. Que según Villanueva (1976) las sublevaciones de a nivel nacional estuvo organizado de la siguiente manera: “Julio Cárdenas, fue nombrado coordinador del PAP para la insurgencia en la zona central, Manuel Arévalo y Leopoldo Pita  fueron para la zona norte, Hernán Boggie para Lima y Rómulo Meneses para el Sur; como jefes locales se nombró a Arístides Guillén para Ayacucho, Cirilo Cornejo para Huancavelica, Noe Ordóñez para Cuzco, León Gamboa para Huancayo; entre los oficiales comprometidos para la región  del Centro habrían estado el Comandante Beytia en Ayacucho, el Comandante Clodomiro Rosas en Huancayo, Mayor Larco en Huanuco y Capitán Bedoya en Huanta”[11]. En efecto la insurrección al ser descubierta en la capital, por mandato de “Haya de la Torre se ordenó a Pedro Muñiz dar la contra orden en todo los lugares, donde iba a producirse la revolución, sin embargo ésta contra orden llegó oportunamente a otros lugares pero tardíamente a Ayacucho y Huancavelica”[12].



[1] ARA Prefectura. Oficios Recibidos: Dirección de Gobierno. Leg. 96 año 1933.
[2]  Cotler, Julio “Clases, Estado y Nación en el Perú” IEP sexta edic., p. 247. 1992
[3] Ibídem., p. 248.1992
[4] Semanario regional Crisol, 21-07-1934,  p. 2
[5] ARA Prefectura. Oficios Recibidos de la Subprefectura de Ayacucho. Leg. 08 año 1932.
[6] Ibidem.
[7] ARA Prefectura. Oficios Remitidos Instituciones Armadas. Leg. 101 año 1932.
[8] ARA Prefectura Oficios Recibidos de la Subprefectura de Parinacochas. Leg. 33 año 1932.
[9] Semanario Regional Crisol, 21-07-1934 p, 3
[10] ARA. Prefectura. Dirección de Gobierno. Leg. 96 año 1934.
[11] Villanueva, Víctor “El Apra en busca del poder”, p. 116. 1975
[12] Ibídem, p. 169.

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