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domingo, 4 de agosto de 2013

FUNDACIÓN DEL PARTIDO APRISTA PERUANO

FUNDACIÓN DEL PARTIDO APRISTA PERUANO


Durante la vida republicana en nuestra política del siglo XX en el tercer decenio ocurrió un hecho histórico, “en la noche de 20 de Setiembre de 1930, un grupo de trabajadores manuales e intelectuales, reunidos en un taller de ebanistería, en el barrio de la Victoria, Lima aprobaron y suscribieron el Acta de Inauguración de la Sección de APRA en la ciudad de Lima”[1]

El Partido Aprista Peruano surgió en un crucial periodo de nuestra historia republicana, en cuanto a los partidos políticos tradicionales no lograron sobrevivir la prolongada autocracia del Oncenio. Tal es así que el Partido Civil o civilista feneció de forma oficial cuando los representantes más notables como: los doctores Matías Manzanilla y Manuel Vicente Villarán expresaron al corresponsal de La Nación” de Buenos Aires que el Partido Civil había dejado de existir; en tanto el partido de don Nicolás de Piérola “El Partido Demócrata” casualmente había desaparecido después de la muerte del Califa[2]. Aunque algunos años más muy esporádicamente tuvo la vigencia en la formación de coaliciones en épocas electorales. La misma suerte corrió con el Partido Demócrata Reformista de Leguía, que con la muerte del dictador desapareció en 1930.   

La significativa contribución del naciente Partido Aprista Peruano como partido político en el Perú fue: “en la gran inquietud que despertó en los jóvenes, principalmente entre los estudiantes y trabajadores, alcanzando organizar una fuerza auténticamente popular a través de la cual movilizaron a los sectores mayoritarios que hasta entonces había permanecido al margen del acontecer político del país”[3]. De manera que se podría decir que el Partido Aprista Peruano había conseguido colocar al pueblo en la categoría de protagonista de su propio destino, esto fue a base de una intensa disertación ideológica de sus líderes y un esfuerzo tenaz de movilizaciones políticas como también la organización partidaria y acciones en defensa de los sectores más explotados.

El otro punto que quiero resaltar aquí es que antes de suscribir el Acta de Inauguración de la Sección de Apra en Lima,  existían ya constituidos varios secciones apristas en otros países. Tal fue el caso de la célula aprista de Paris (Francia) que funcionó desde el año de  1927, las secciones del Apra en Costa Rica, México, Santo Domingo, Bolivia, en Argentina existió  dos células activas uno en Buenos Aires con Juan de Dios Merel Dulanto y en la Plata con Luis E. Heysen, sin embargo faltaba en el país donde nació Haya de la Torre.

Cuando se vislumbraba la caída de Leguía en aquella época, “los apristas multiplicaron sus actividades especialmente en las Secciones Apristas de México y Buenos Aires, para lo cual  designaron a Luis E. Heysen y Luis Eduardo Enríquez por orden de  Haya de la Torre”[4] para que organice los preparativos de la creación del Sección Aprista en el Perú. Entonces, Enríquez retornó al país por vía Cuzco en el mes de Abril de 1930, pero cayó en poder de la policía y fue apresado, con la caída de Leguía el 22 de Agosto de 1930, el nuevo gobierno dio amnistía política y así salieron muchos apristas entre ellos, Luis Eduardo Enríquez.

Justamente los miembros del nuevo Partido Aprista Peruano: “se reunieron consecuentemente los meses anteriores en la misma vivienda donde se suscribió el Acta, la residencia perteneció a Carlos Muñoz ubicado en la calle “El Milagro” de la ciudad de Lima”[5]. Conforme se puede verificar en los diversos textos publicados,  el Acta de Inauguración de la Sección del Apra en Lima”[6] en donde se constituyó un Comité Ejecutivo fue encargado la Secretaría General al odontólogo de origen cuzqueño Luis Eduardo Enríquez; la comisión de economía a Alfredo Gamboa, además las comisiones de propaganda y disciplina, y también aprobaron la publicación de un semanario titulado “Apra” como  vocero oficial. “En aquella reunión participaron líderes apristas como Alcides Spelucín, Magda Portal, Serafín del Mar –seudónimo del escritor huancaíno Reynaldo Bolaños-, Francisco Galarreta, Arturo Bravo Pinto, Emilio D. Puente entre otros”[7].


Sin embargo, desde la creación de este nuevo partido político, los apristas fueron perseguidos y encarcelados. Hoy el Apra es uno de los partidos políticos más longevos de nuestro país. A la fecha cuenta con más de ocho decenios de vida política ininterrumpida. No obstante que dentro de este periodo tuvo épocas de virajes, retrocesos y triunfos, de modo que los apristas rememoran las épocas de persecuciones políticas también los encarcelamientos en los gobiernos dictatoriales de Sánchez Cerro, Benavides y  Odría. Estas épocas incluso: “fueron declarados como ilegal y proscrito”[8]. A estas pesadumbres de los apristas, Basadre refirió al respecto: 

“Poco después de establecerse el nuevo partido fue perseguido como eran las organizaciones de la extrema izquierda. La persecución  alcanzó a los principales dirigentes del Apra (...) Seoane fue desterrado a Buenos Aires junto a Luis Heysen, acusados ambos de actividades conspirativas al gobierno peruano (...)”[9].

En 1932 las persecuciones continuaron con mayor tenacidad por el gobierno de Sánchez Cerro[10], veintitrés representantes apristas ante la Asamblea Constituyente fueron desaforados, perseguidos y posteriormente desterrados. El día 7 de Julio del mismo año amaneció entre balas y movimientos callejeros. Se había iniciado un proceso de revolución en Trujillo liderado por un  militante aprista de nombre Manuel Barreto a quien la gente, por su contextura robusta lo llamó como “el Búfalo”.   Este fue un líder obrero aprista nacido en Callao al parecer los apristas le deben su seudónimo a este hombre.

Los revolucionarios llegaron a tomar la ciudad, y fue: “nombrado el Prefecto del pueblo Agustín Haya de la Torre, hermano del fundador del Apra”[11].  La respuesta del gobierno de turno fue muy aplastante y  dramática, en efecto, “miles de aprista fueron perseguidos, torturados y fusilados en Trujillo.  Aun  así, el proceso revolucionario que se había iniciado en Trujillo”[12]. Posteriormente fue secundado pronto por movilizaciones populares en diferentes puntos del país: Cajamarca,  Huaraz, Huancavelica posteriormente en Ayacucho.

El día 30 de Abril de 1933 fue asesinado Sánchez Cerro[13]. Lo sucedió en el poder el General Benavides, reiniciando una nueva y dura etapa de persecución de los apristas. La represión continuó y los presos políticos del Real Felipe, realizaron huelga de hambre para entonces, el proceso contra Haya de la Torre cobró un giro inesperado. “En el mes de mayo del mismo año, los empleados del juzgado se constituyeron a la cárcel con el objetivo de realizar la declaración instructiva de Haya de la Torre”[14]. Según Murillo (1976), el líder aprista se negó cooperar y declarar dicha instructiva, sin embargo, por consecuencias de un criminal atentado en su celda, Haya de la Torre fue liberada. En el mes de Agosto de 1933 se dictaron algunas medidas a favor de los perseguidos políticos,  entre ellas,  la ley 7782  para los presos políticos, la autorización de las libertades públicas  y el corte a todos los juicios de excepción  de las acciones protagonizadas por la corte marcial que se refería fundamentalmente a los expatriados. En el mes de Octubre se reabrieron los locales del partido y, pese a la oposición de los remanentes sanchecerristas, el diario de circulación nacional La Tribuna volvió a circular.  Se inauguraron 20 locales de la universidad popular “González Prada”. También se inauguraron los primeros comedores populares del pueblo. Volvían los desterrados quienes impulsaron la reorganización  de la maquinaria del partido. Y en el mes de noviembre en la Plaza de Toros de Acho[15] nuevamente se reunió el pueblo para escuchar las propuestas del fundador del Apra.

Todo parecía que andaba bien, hasta que Riva Agüero fue nombrado presidente del gabinete del General Benavides en 1934, inmediatamente reinició una nueva y dura etapa de persecución al partido aprista peruano. Sin embargo los apristas reclamaron elecciones limpias al Gral. Benavides, igualmente la reincorporación de los parlamentarios destituidos, y también exigieron la derogatoria de la Ley de Emergencia que estuvo  vigente.  El descontento de la población creció cada vez más por los rumores sobre  una probable postergación de las elecciones. En efecto, en: “un breve tiempo, con el apoyo de la Alianza Nacional y un grupo de militares en actividad intentaron  sublevarse con resultados insignificantes. Se produjeron los actos de insurgencia en defensa de los derechos del pueblo. Por delación se frustró la conspiración y fueron apresados más de 200 apristas”[16]. En el año de 1935 el partido aprista fue declarado ilegal, el sustento de tal determinación fue en que en el Art. 53 de la Constitución del 1933, declaró fuera de la ley a los partidos políticos de carácter Internacional. En 1936 se ratificó la medida que proscribió al partido de Haya de la Torre impidiéndosele la participación en las elecciones generales. En 1937 en el norte de Lima fue asesinado uno de los mejores líderes Manuel Arévalo  Cáceres, al capturarlo lo aplicaron la Ley de la fuga disparándole un artero balazo por la espalda. “Estas dramáticas situaciones de los aprista hasta el años de 1945, fueron sometidos a una implacable persecución, denominada como la gran clandestinidad”[17]. Y que después prosiguieron durante el gobierno del Gral. Odría. De hecho estos acontecimientos formaron, forman y formarán parte de las memorias de los apristas. Cómo son recordados por sus militantes especialmente en Ayacucho.

 En consecuencia el Apra fue el primer partido moderno y de masas de nuestro país; adoptó una ideología propia que pretendía repensar el país desde una óptica marxista latinoamericana; se dotó de una organización, una mística y una disciplina férrea que le permitieron sobrevivir duras épocas de persecuciones y encarcelamientos, así como cambios drásticos en su línea político-doctrinaria; protagonizaron los momentos más importantes de la historia política peruana de las últimas ocho décadas.  Para los peruanos de todas las edades, el Apra es un referente importante de sus pasiones y certidumbres políticas: de hecho, resulta casi imposible permanecer indiferente a su presencia, a su legado histórico y a su conocido -aunque cambiante-  apego por los símbolos y rituales partidarios.     





[1] Entrevista Alicia Valdivia Guillén Ayacucho 25-07-2007
[2] Fue el seudónimo de don Nicolás de Piérola, en razón de su barba blanca, murió en el año 1913.
[3] Op. Cit., Murillo, p. 90
[4] En aquella época Haya de la Torre se encontraba en Berlín Alemania deportado desde 1929.
[5] Op. Cit., Murillo, p. 86
[6] En la actualidad este cuaderno de Acta que registra aquel episodio se conserva en el archivo del Partido Aprista Peruano en Av. Alfonso Ugarte Nº 1012  Lima –casa del pueblo- el cuaderno tiene las siguientes características: cuaderno escolar de pasta roja, y que según Murillo había sido adquirido al precio de 30 centavos en la librería “Herrera Méndez” en la esquina Juan Pablo y Trinidad, y que posteriormente estuvo en el poder del abogado trujillano Francisco Galarreta por un periodo de 30 años.           
[7] Véase el anexo Nº 01
[8] Op. Cit., Murillo, p. 359
[9] Basadre, Jorge “Historia de la República del Perú”  tomo XII, p. 128. 1970
[10] En los primeros meses de su gobierno Sánchez Cerro habló de una apertura democrática; pero después optó por la represión y el 3 de Febrero de 1 932 cerró la Universidad Popular González Prada. Véase Taylor, Lewis “Los Orígenes del Partido Aprista Peruano en Cajamarca”, p. 47. 2000.
[11] Op. Cit., Murillo, p. 215
[12]En homenaje a  los 75 años del episodio en Trujillo, el congresista por Apra Luis Negreiros Criado manifestaba. “Que dura es la tarea de volver a la revolución de Trujillo imponiendo la serenidad y objetividad que nos exigen los 75 años transcurridos  desde que  aquella luctuosa madrugada de 7 de Julio de 1932 (…)”. Véase La Tribuna 06 de Julio de 2007 p. 12.
[13] (…) A través de una resolución del Congreso Constituyente declararon duelo Nacional los días 1° 2° 3° de Mayo de 1933, por el sentido homenaje. Que debían rendir el pueblo peruano a la memoria de su Presidente que había caído víctima de la bala traidora de la secta internacional del Apra, nada menos en los precisos instantes que cumplía con su deber patriótico. Véase ARA La Prefectura.leg.08, cuaderno 18. Año 1933.
[14] Luna, Germán “Haya de la Torre y APRA”, p. 84. 1984
[15] Fotografía inédita de aquella época –pertenece a la señora Margarita viuda de Meléndez. Haya de la Torre  en Plaza de Toros en Lima 1933. Véase anexos,  p. 111
[16] Op. Cit., Murillo, p. 98
[17] Este periodo corresponde de 24 de Noviembre 1934 al 15 de Mayo de 1945, esto puede aplicarse aún a los pocos meses de tregua o de pacificación con que inició su gobierno el General Benavides, ya que se mantuvo una situación precaria y en rigor al Apra no le fueron reconocidos sus derechos a la cabalidad. En efecto, no fueron incorporados los 23 representantes apristas a la Constituyente, tampoco se derogó la Ley de Emergencia, además para los apristas no aplicaron la Ley de Amnistía sentenciados por la corte marcial. Ibídem, p.295. 

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