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domingo, 4 de abril de 2021

EL CONCEPTO DE PODER

 El concepto de poder

El concepto de poder es tan antiquísima como el mismísimo hombre; en ese sentido, el poder simboliza un bien preciado que muchos buscan conseguir de diversas formas, y una forma de esas, es a través de la vía política. Por consiguiente, el poder ha sido estudiado con mayor amplitud por Bobbio (1993), pues según él el poder es:

“la capacidad de obrar, de producir efectos; y puede ser referida ya sea a individuos o seres humanos como a objetos o fenómenos de la naturaleza (...) Entendido en sentido específicamente social (...) se precisa y se convierte, en la genérica capacidad de obrar, en capacidad del hombre de determinar la conducta del hombre: poder del hombre sobre el hombre. El hombre no es sólo el sujeto sino también el objeto del poder social”[1].

Entonces, desde el enfoque de Bobbio el poder en la sociedad puede estar considerado de forma desigual, ya que “mientras unos lo poseen, otros son en quienes recae; en tal sentido, es en la política, donde el poder obtiene su máxima expresión. En cuanto no es factible estudiar el poder, como fenómeno social, separado de la cuestión política”.

En ese orden de ideas, Giddens (1997) es quien hizo bastante estudios al respecto, de manera que, según este, “las relaciones entre Estado, y poder, se ven caracterizadas por el hecho de que el primero, para su buen funcionamiento como Gobierno” (y, por consiguiente, constituyente del bienestar social), tiene que actuar en paralelo con la sociedad, "El Estado y la sociedad deberán actuar asociados, no solo para tener control, sino que también para cada uno para ayudarse mutuamente. El tema de la comunidad es fundamental para la nueva política, pero no solo como lema abstracto[2]", solo de esta forma se conseguirá que el Estado no tenga un poder autoritario y monopolizador.

Otro autor que aborda el tema es Foucault (1990), desarrolla el problema del poder y la dominación, asevera “que estos siempre han de ir de la mano, inclusive, señala que el intelectual es perseguido debido al saber que posee; según el autor, es, un "peligro político". Lo cual nos conduce a una reflexión fabulosa respecto de los movimientos de izquierda desarrollados en la Segunda Guerra Mundial, “en los cuales muchos intelectuales fueron perseguidos de forma enérgica y extrema, encarcelados o ejecutados”. Para tal fin, desde la perspectiva de Bobbio, que “al verse inmerso en una injusta subordinación ante un poder exagerado e indigno, se incorporó en las filas de movimientos que iban en contra del sistema para mostrar su inconformidad”.

Mientras, según el enfoque Foucault, el poder predomina porque según él, “(...) no pesa solamente como fuerza que dice que no, sino que de hecho circula, produce cosas, induce al placer, forma saber, produce discursos; es preciso considerarlo más como una red productiva que atraviesa todo el cuerpo social que como una instancia negativa que tiene como función reprimir”[3].

No obstante, tanto la sociedad y el poder se complementan y por ende sirven de guía para sostener una postura general dentro de la descripción de las relaciones humanas. En virtud del cual, “los sistemas de representación tienen el poder otorgado por la sociedad civil para reprimirla si ésta comete alguna sanción, que ella misma condena; y es gracias a ella, que la política se deja entrever como medio para alcanzar la formación de la parte representativa”. Entonces surge la interrogante ¿la política será un medio para la obtención del poder o el fin mismo perseguido por la sociedad civil?

Para responder a esta pregunta analicemos la postura de Weber (1979) respecto de la política y que según él es “(…) una dura y prolongada penetración a través de tenaces resistencias, para la que se requiere, al mismo tiempo, pasión y mesura. Es completamente cierto, y así lo prueba la Historia, que en este mundo no se consigue nunca lo posible si no se intenta lo imposible una y otra vez”[4].

En consecuencia, los autores presumen “que el uso del poder dentro de la política se deberá de considerar más como un medio que como un fin, donde la obtención de la subordinación de los otros, se dará sin necesidad del uso de la fuerza, sino mediante la persuasión”.



[1] Bobbio, N. (1993). Diccionario de Ciencias Políticas México D F.: FCE p. 1217

[2] Giddens, A. (1997). La tercera Vía, Madrid, Taurus, p, 96.

[3] Foucault M. (1990). Estrategias de Poder, Barcelona, Paidós, p, 48.

[4] Weber, M. (1979). El Político y el Científico, México, D F . Colofón, p, 178.

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