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domingo, 4 de abril de 2021

En las elecciones que motivan a las personas a ser candidatos

En las elecciones que motivan a las personas a ser candidatos


La naturaleza de acción del ser humano es compleja, por consiguiente cuando nos referimos a las candidaturas a algún cargo electivo siempre existe y existirán personas dispuestas a ser candidatas.
Ahora bien, de estas candidaturas muchos de ellos son creíbles, sensatos, con buenas opciones. Sin embargo otras parecen un suicidio político –los denominados cadáveres políticos-. Naturalmente estas personas en algún momento perciben que hay mucho para hacer, y por lo tanto ejercer ese cargo de gobierno puede permitir una amplia gama de posibilidades. Mientras en otras ocasiones es como apuntarse con un revolver en la sien con la certeza de que va volar los sesos.

De manera que en cualquier circunstancia, siempre hay alguien dispuesto a correr el riesgo.
¿Sabe por qué?
¿Se imagina por qué siempre existen voluntarios para una candidatura?
¿Por qué cree que nunca faltan candidatos en las elecciones?
De tales interrogantes desprendemos que las motivaciones humanas son complejas y por lo tanto no pueden sintetizar someramente. Es importante destacar que en cada decisión hay un conjunto de elementos que interactúan entre sí. Que por un lado se potencian y por el otro se contradicen. En efecto surge un conjunto de elementos que también forman parte de la decisión de lanzar una candidatura.
Entonces, consecuentes con este principio sostenemos que por lo menos existe tres tipos de motivaciones que llevan a una persona a ser candidatos a algún puesto electivo:

  1. Motivaciones inconscientes: esta se basa en el principio de que es común que los motivos y las metas estén entrelazados. Por ello, puede ser difícil para cualquiera –sea el propio interesado o un observador diestro que conoce la vida de la persona- identificar, comprender y explicar correctamente el motivo o los motivos que hay tras un acto. Por estos considerandos es que estas motivaciones son desconocidas hasta para el propio candidato. Generalmente gira en torno a los deseos de poder, jerarquía, dominio, etcétera y provienen de las zonas más primarias del cerebro del hombre.
  1. Motivaciones políticas propiamente dichas: estas son las que generalmente se expresan el deseo de una persona abiertamente en entrevistas públicas y tienen que ver con su partido político, ideario y su visión de los problemas más importantes que hay que resolver de su región o país, así como de la forma de resolverlos.
  1. Motivaciones conscientes: existe una teoría que consiste en adaptar a un programa para la educación y entrenamiento mental dirigido y orientado hacia el bienestar integral y la productividad personal. Por tanto para nuestros propósitos veremos que van más allá de la política, que pueden ser pensadas por la persona, a veces habladas con su círculo familiar o amistoso, a veces fantaseadas por ende por lo general no llegan al plano público.

Tal como hemos señalado líneas arriba, que los tres tipos de motivaciones se correlacionan, se complementan y en ocasiones chocan entre sí, como en todas las actividades del hombre. Sin embargo, quizás sea un buen ejercicio, para el ciudadano común que no aspira a ningún cargo público, prestar atención a los aspirantes. Examinar sus motivaciones políticas tal vez. Pero lo que está claro es tratar de entrever algo de las otras motivaciones.

Aquí el detalle es quién dice la verdad o todos mienten. En cuanto a dicho extremo, según los especialistas existen maneras de detectar quién miente. Recuerde sin embargo el cuerpo no miente. Entonces la verdad suele estar en los gestos, en las miradas, en el tono de voz, en la historia de vida. En efecto los electores deben dirigir la atención hacia ese lado.

Al reflexionar sobre el tema, los futuros candidatos a cargos públicos deberían tomar como un buen ejercicio, observarse a sí mismo con más detenimiento. Profundizar en sus motivaciones políticas, por supuesto. Pero también tratar de ver más adentro de sí mismo. Hacer un esfuerzo para entrever sus propias motivaciones, esas que medianamente sabe y no dice pero también aquellas apenas insinuadas ante sí mismo.
¿Qué se puede recomendar  hacerlo?
Para saber si eso es realmente lo que desea hacer.
Tal vez sirva para evitar caer en la trampa del narcisismo y del “yo todo lo puedo”. Del mismo modo para evaluar con realismo tanto la situación socio-política como la realidad interior. Finalmente para desempeñar mejor su cargo si en un hipotético caso resulta electo.

En consecuencia ni los candidatos ni ciudadanos deberían quedarse en la superficie. Sería más productivo profundizar más en el complejo entramado de motivaciones que lleva a alguien a una candidatura. Aún es tiempo para alejarse del abismo.

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